La Crisis Mundial actual ha llevado a un planteamiento generalizado sobre la ética del capitalismo financiero extendido por todo el mundo, no sólo en el ámbito filosófico sino también en el político, económico y social por las graves consecuencias de la desigualdad, pobreza y destrucción de ecosistemas naturales y culturas a nivel planetario. Sin un cambio hacia una Ética Humanista Sostenible no puede haber fin de la crisis y avanzamos hacia el colapso planetario. Pero generar cambios profundos en las estructuras de la sociedad y evolucionar hacia la sostenibilidad exige que todos nos sintamos responsables de no dejar que las futuras generaciones hereden un mundo peor que el que nosotros hemos disfrutado, una corresponsabilidad que no solo incluye a las naciones, sino también la de las ciudades, las empresas, las organizaciones y de cada uno. Es necesario que la visión del mundo de cada individuo y cada comunidad cambie para que en nuestras elecciones cotidianas valoremos la interdependencia de nuestras acciones con nuestro entorno natural.
Actualmente, ha quedado claro que la Naturaleza no se puede dominar y por tanto el sistema tiene que cambiar. Los líderes de las naciones del mundo por fin han aceptado el peligro que supone el cambio climático provocado por la actividad humana, y en Cumbre sobre Cambio Climático de París de diciembre de 2015 llegaron a un histórico Acuerdo que sienta las bases para avanzar hacia un mundo sostenible, con el fin de frenar la crisis climática. También en 2015 se aprobó la Agenda 2030 por Naciones Unidas que establece 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible. Esto va implicar la adopción de las medidas ambientales más importantes de toda la historia en todos los países del mundo así como de de transparencia corporativa que exige a las organizaciones, instituciones y empresas que informen de sus medidas en los ámbitos del buen gobierno, medio ambiente y sociedad.
Además, cada vez hay una mayor exigencia social porque la desastrosa situación actual de millones de personas provocada por la Crisis Mundial sumada a las catástrofes naturales, cada vez más numerosas, ha generado una mayor concienciación de que es necesario un cambio, y las ciudades están siendo pioneras buscando fórmulas de sostenibilidad para proteger el bienestar de sus ciudadanos. No les basta con ser smartcities o ciudades inteligentes por la adopción de las nuevas tecnologías y se replantean mediante una planificación que les permita acomodarse a los cambios y resolver deficiencias para ser habitables y atractivas tanto para el turismo como para los negocios. Y en esa planificación está emergiendo cada vez más la necesidad de abordar los retos mediante creatividad e innovación, del mismo modo que los líderes empresariales del mundo, que se preocupan por su reputación corporativa porque los clientes valoran más las empresas sostenibles, y aplican las fórmulas cada vez más en boga de la economía creativa que considera que la creatividad humana es el mayor recurso económico y tiene una fuerza transformadora muy poderosa porque promueve la creatividad general de las sociedades y fortalece los recursos para imaginar nuevos futuros.
La mayor concienciación de la necesidad de avanzar hacia un desarrollo sostenible ha motivado que el concepto de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) haya evolucionado hacia el de Sostenibilidad Corporativa porque la RSC está vinculada básicamente a la filantropía como instrumento para mejorar la imagen pública y por ello suele tener una prioridad de segundo orden que se refleja en la asignación de recursos económicos y humanos. La mera utilización publicitaria de los programas de RSC le ha restado capacidad de aportar valor a largo plazo como lo tendrían la gestión íntegra y ética de las instituciones, públicas y privadas, empresas y organizaciones, la identificación del impacto positivo de sus productos o servicios en la sociedad o la gestión de los riesgos sociales, económicos, culturales y medioambientales de sus actividades, que es lo que incluye el concepto de Sostenibilidad Corporativa, cuyo objetivo es crear valor a largo plazo mediante la gestión responsable para asegurar la sostenibilidad. La inversión en Sostenibilidad Corporativa debe de realizarse de la misma manera en que se invierte en I+D, es decir como motor de crecimiento, ya que la sociedad valora cada vez más la sostenibilidad. El objetivo es que la Sostenibilidad Corporativa suponga una herramienta de gestión, no de comunicación, y que permita desarrollar principios éticos en todo el circuito interno, así como en sus relaciones con el entorno. El reto es hacer este proceso de forma dialogada y buscar fórmulas de cocreación de proyectos que beneficien a todos.
En cuanto al concepto de creatividad, es un valor en alza a nivel mundial, y tal como señala el Informe sobre la Economía Creativa publicado en 2013 por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), aunque la creatividad y la cultura no proporcionan una solución rápida para alcanzar el desarrollo sostenible, están, sin embargo, entre las fuentes más poderosas para lograrlo e implican “una multitud de distintas trayectorias locales” así que ”pese a la importancia de la intervención de políticas a escala nacional, está claro que la siguiente frontera de la generación de conocimientos se basa en comprender las interacciones, particularidades y políticas en el plano local y en cómo promover la economía creativa de forma práctica en comunidades, ciudades y regiones del mundo en desarrollo.” Al igual que el desarrollo sostenible, la economía creativa no puede considerarse como una “lógica unificada que pueda importarse al por mayor, sino más bien como una invitación a repensar, de forma creativa, lo que su prosperidad puede significar, de forma tangible, para la vida cotidiana de personas en distintas circunstancias.” Gracias a la globalizada tecnología digital y otras tecnologías electrónicas que han eliminado las formas de trabajo estandarizadas, se ha reforzado la creatividad como herramienta fundamental del desarrollo. Las instituciones, empresas y organizaciones que triunfan fomentan la creatividad y la innovación.
Teniendo en cuenta que no existe una fórmula general para avanzar hacia la sostenibilidad, cada individuo, cada comunidad, cada organización, debe encontrar su camino, y el Arte proporciona creatividad y libertad para proponer soluciones que permitan la transición a estilos de vida sostenibles de cada individuo y cada comunidad, desde un sentimiento de responsabilidad. Se trata de un Arte como alumbramiento, en términos de Heidegger, para sacar a la luz los nuevos mundos sostenibles que necesitamos. El Arte comunica con la gente de una forma más emocional, abierta y simbólica que la ciencia, y tal como señala Jeremy Rifkin en su obra “La civilización empática”, para solucionar la crisis ecológica es necesaria que la empatía que ha adquirido la Humanidad a lo largo de la historia con miembros de su propia especie la amplíe a las otras especies que habitan el planeta. El Arte genera empatía y educa al ser humano, como exponía Friedrich Schiller en su propuesta de educación estética, para generar una sensibilidad solidaria opuesta a la barbarie de la financiarización de la sociedad, y es el momento de recuperarlo como forma de conocimiento para afrontar el reto de avanzar hacia nuevas sociedades sostenibles a nivel mundial.
La capacidad de narrar de los seres humanos, contándose mutuamente historias, única en la Naturaleza, hace que el estudio de casos sea una herramienta fundamental para que los alumnos puedan aprender cómo aplicar la creatividad en los proyectos de Sostenibilidad Corporativa a través del Arte.
El título que aquí se presenta pretende capacitar al alumno proporcionándole un conocimiento de las causas de la situación actual, el concepto de ética humanista sostenible, la cultura como cuarto pilar del desarrollo sostenible y el papel de las instituciones culturales, la iniciativa de las ciudades y los gobiernos locales, el concepto de sostenibilidad corporativa y las posibilidades que proporciona el Arte para la Sostenibilidad de realizar proyectos de Sostenibilidad Corporativa, como procesos de creación colaborativa que faciliten la creación de modelos de transición hacia la sostenibilidad adaptados a las necesidades de cada uno.
En el año 2015 nació la Red Española para el Desarrollo Sostenible (REDS) la rama nacional de la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible (RSDS) lanzada en el 2012 por el Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, que ha señalado la necesidad de nuevas alianzas globales para lograr la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. La RSDS está formando lazos con la comunidad académica para la movilización de expertos que contribuyan a la resolución práctica de problemas para la implementación de los Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ODS), en un esfuerzo histórico de lograr una vida digna para todos. La REDS presentó en julio de 2017 el informe global de la RSDS con el índice de cumplimiento de los ODS en 157 países del mundo, situándolos en un ranking de rendimiento global, que también permite una comparativa por regiones. Aunque existen avances tanto a nivel mundial como en España aún queda mucho por camino por recorrer y es necesario el compromiso de todos los actores implicados: gobiernos, universidades, empresas y la sociedad civil.
Así, pues, el título de Experto Universitario en Gestión Cultural Sostenible se oferta en un momento especialmente relevante e incluso crucial porque es necesario formar especialistas y proporcionales instrumentos para contribuir al cumplimiento de los ODS en el sector cultural.
Los potenciales alumnos a los que puede interesar este título son los profesionales de las administraciones públicas, los cargos políticos, los técnicos de medio ambiente, los asesores institucionales, los especialistas de las Universidades, los responsables de sostenibilidad corporativa, los gestores culturales, y los representantes de organizaciones culturales y medioambientales, así como cualquier persona con un interés de formación humanística en el tema del desarrollo sostenible para reflexionar sobre los cambios que se están produciendo, el debate sobre las medidas para avanzar hacia la sostenibilidad, el papel de la cultura como cuarto pilar del desarrollo sostenible y el poder del arte para lograrlo.